Tres valiosos murales en peligro de demolición, Chile
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Frescos de 1946 de los artistas Laureano Guevara, Fernando Marcos y Orlando Silva, ubicados en la antigua Ciudad del Niño, serían derribados en marzo.
Víctor Soto Lagos
"¡Hay que protegerlos ya!, porque se pueden deteriorar de manera irrecuperable", anuncia Gaspar Galaz, profesor de Historia del Arte de la PUC, ante la preocupante situación en que se encuentran tres murales del Liceo A-91, de la comuna de San Miguel, en los últimos vestigios de la institución antiguamente conocida como la Ciudad del Niño.
"No podemos darnos el espectáculo de botar tres murales históricos de cuando comenzaba el movimiento muralista en Chile", explica el académico y escultor. Los frescos fueron creados en 1946, tres años después de la fundación de la Ciudad del Niño. Sus autores fueron los importantes muralistas chilenos Laureano Guevara, Fernando Marcos y Orlando Silva. Los dos primeros, discípulos del artista mexicano Diego Rivera, y el tercero de Siqueiros.
En 2003, se trasladaron los últimos 30 menores y la Ciudad del Niño cerró. Parte del terreno, que pertenecía al Consejo de Defensa del Niño (Codeni), se vendió dividiendo el colegio en dos propiedades. Actualmente, la constructora Emebe-Decombe Izquierdo está levantando un condominio en la parte vendida. El problema es que en ésta se encuentra el mural de Fernando Marcos, lo que implicaría su demolición.
Los otros dos, de Guevara y Silva, ubicados junto al de Marcos, caen por pocos metros en los terrenos de la Codeni. Pero intentar derrumbar parte del edificio también podría ponerlos en peligro. "Se contrató la asesoría de un arquitecto, quien está estudiando para que nuestros dos murales no experimenten daños", señala Santiago Villablanca, secretario general de Codeni, quien, eso sí, no aclara cómo se mantendrán estas obras una vez derribado el edificio.
Flavia Muzio, restauradora de la PUC, ha estado interesada en salvar los frescos: "Pero al encontrarse en terrenos privados, sólo queda esperar la buena voluntad de los propietarios". La solución, entonces, habría estado en declararlos Monumento Nacional, pero nadie lo solicitó a su tiempo: "Ahora no se puede, porque ya hay un permiso otorgado por la municipalidad a la constructora", afirman en el Consejo de Monumentos.
Elizabeth Benavides, directora de obras de la Municipalidad de San Miguel, declara: "Estuve conversando con la inmobiliaria y nos dejó entrever que si existiera la posibilidad de rescatarlo, ellos estarían abiertos. Pero el costo tendría que asumirlo la persona que lo quiera rescatar".