El
graffiti es trasgresor al “ocupar el soporte que no fue diseñado para tal
efecto, en apoderarse del espacio, interviniendo el entorno para que se vea
distinto.”

No
es democrático el hecho de hacer graffiti, “es una forma de ganarse un espacio con
tus colores y tratando de sobresalir”. Se llega y se hace.

En
general la identidad del graffiti chileno pasa necesariamente

por
la individualidad de los escritores y sus estilos. Los que recién comienzan
a pintar tienen mucha influencia del graffiti en el exterior.

Recién
con el paso de los años, cuando se adquiere y practica un estilo particular, se
asoma una posible identidad propia del país en que se vive. Brasil es un caso
donde se manifiesta fuertemente

la
identidad local. Ahí existe un tipo de rayado que se denomina pixaçaos.
Son rayados callejeros realizados en lugares extremos de las grandes ciudades
como Rio de Janeiro o Sao Paolo. Los

realizadores
son llamados pixadores y generalmente arriesgan sus vidas al tratar de
rayar sus mensajes. Los pixadores no se consideran escritores de graffiti.
Los mensajes de los pixacaos varían pero muchas veces son simples frases
como Dios te quiere. Los pixadores buscan la adrenalina y el
peligro y forman gran parte de la identidad del graffiti en Brasil.

Proveniente
de EE.UU, claramente el graffiti chileno tuvo todas las influencias de las películas
como Beat Street o Style Wars y no por un desarrollo íntegramente nacional.

Para
Drips, escritor de graffiti chileno, existen ciertos rasgos en el graffiti
chileno que constituyen una identidad. “Un graffiti en una micro es la
identidad de Santiago, no es la identidad de Nueva York.

 

Históricamente
se asocia una identidad chilena propia al mural político por sobre el graffiti.
“En nuestro tiempo en Chile ha sido discriminado el graffiti porque se ve como
una forma cultural importada de EE.UU,”
dice
Eduardo Castillo quien ha estudiado el
tema de los murales en Chile.

 

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